También supone un
lugar importante para el Psicomotricista, puesto que en este espacio se siente
creador, ve evolucionar al niño/a y abrirse a todo lo que le rodea.
Para los niños/as este
espacio tiene un significado muy especial, ya que se ya que se convierte en:
Lugar del placer sensorio
motor.
Actividades: Balancearse, saltar, rodar, deslizarse, lanzarse, subir escaleras, correr, gritar, cantar, tocar el tambor o la trompeta, construir con cojines, jugar con cuerdas, disfrazarse, maquillarse, atacar, jugar, reposar, esperar, observar y descubrir.
Lugar de la expresividad psicomotriz. El niño/a es escuchado y reconocido en todas sus producciones en las que juega sus roles y vive momentos de emociones intensas con los que le rodean. Su dimensión simbólica y expresividad psicomotriz crecen en cuanto establece confianza con el Psicomotricista, así, nos confía su vida personal más profunda, conflictual y creativa.
Por tanto, en esta
fase es importante la descarga de gran cantidad de energía y tensión del niño/a
mediante el movimiento de su cuerpo. Vive sus movimientos, descubriéndose a sí
mismo, sintiendo una sensación de placer al moverse y valorando su utilidad,
logrando una descarga tónica que le lleva a alcanzar la descarga emocional.
Un lugar de manipulación, entendida por Aucouturier como “la competencia del Psicomotricista para hacer evolucionar las producciones del niño/a”, de manera que la tarea del Psicomotricista es hacer evolucionar al niño/a desde su expresividad psicomotriz hacia la expresión simbólica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario