A veces lloro. Como hoy .Igual que un volcán en
erupción el llanto comienza en lo profundo de mi alma. Las lágrimas son
pedacitos de vida desgarrados que se desvanecen en el silencio de la noche y me
pregunto: ¿Por qué este dolor tan profundo? , ¿Por qué ser buena persona duele
tanto? ¿Por qué las personas olvidan ser
buenas? N. GG
Ilustradora Susana Pérez Barrera
Vivimos en un mundo donde
la competitividad, el egoísmo, el éxito, forma parte del día a día. Personas
con carácter fuerte, carisma, liderazgo,
comunicadoras, fáciles de palabras, avasallador@
Pero qué pasa con las personas buenas,
sensibles… ser bueno no es ser ingenuo
o tonto .Muchas personas confunden a las personas buenas, con que son tontas,
ingenuas, débiles personalidad, fáciles
de manipular, que se pueden aprovechar de su bondad…
Las personas buenas tienen unos valores
propios por los que luchar y que a la vez, nos definen, pero en el momento en que
nos sentimos vulnerados o utilizados de forma egoísta, hay algo por dentro que
empieza a quebrarse.
Somos de un material poco
usual, pero es de este modo como entendemos la vida y es así como nos habla nuestro corazón.
En el momento en que las
buenas personas se dejan llevar por unos y por otros sintiendo la sombra del
egoísmo hilando cada movimiento, aparece la sombra de la decepción. Entonces deja ya de esperar nada, porque dejan de creer en sí mismos.
Cuando alguien hace las
cosas por libre voluntad es su espíritu quien le guía, es la espontaneidad y su
propia integridad. Pero cuando otras personas vulneran estos principios para llegar a un objetivo en
busca de un beneficio propio, en lugar de culpabilizar a quien nos ha
manipulado, nos culpabilizan a nosotros mismos.
Las
buenas personas suelen girar la cabeza hacia ellas mismas responsabilizándose
de esa “intrusión”, se ven a sí mismas
como demasiado confiadas, llegando a pensar que si alzan las almenas de sus
propios castillos, se perderá parte de lo que son, dejarán de estar en
equilibrio con sus principios.
Las
buenas personas tienen todo el derecho a decir basta sin que las llamen
egoístas. Sabemos que quienes te rodean están más que acostumbrados a que
siempre digas sí, a
que estés disponible. Adaptación de un texto: Valeria
Sabater
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