El contacto corporal responde a una necesidad básica del ser humano, indispensable para la supervivencia. El bebe, necesita "sentirse tocado" y estar al de manos maternas que brinden cuidado, protección y sostén. Estas experiencias tempranas, son las primeras improntas sensoriales que se adhieren a la a modo de mensajes pre verbales, estableciéndose así los primeros diálogos madre-hijo.
A partir de estos contactos primarios, el niño la niña irá imprimiendo sensaciones, tanto físicas como emocionales, para ir forjando su ser. Su mundo sensorial y afectivo comenzará a poblarse, las necesidades se transformarán en deseos, los deseos en posibilidades o frustraciones. Estos serán los inicios para conquistar el mundo, así irá gestando su yo psíquico, que tomará como ese bagaje sensorial de su "yo de sensaciones".
La memoria corporal se basa en el contacto que es comunicación, es un vínculo que establecemos con otros seres u objetos, forma parte de la condición humana, es un don adquirido e incorporado que desarrollamos de modo inconsciente o natural, resulta un habitual. Nuestra piel recibe permanentemente el contacto de la ropa y demás objetos que la rozan, pero es solamente a través de hacerlo consciente que se modifica la sensación y la cualidad del mismo, pudiendo captar texturas, temperaturas, sensación de peso.
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