Los primeros juegos que aparecen son juegos de reaseguración profunda que segurizan a los niños y niñas frente a la angustia. A través de estos juegos el niño y la niña se centra en sí mismo, sus sensaciones, acciones, movimientos, gestos, tono, emociones…transformando sus angustias y fantasmas en placer. Son juegos de placer sensoriomotor que permiten perder los límites manteniendo la sensación de unidad. Si el niño o la niña es acompañado y sostenido por el psicomotricista podrá llegar a realizar acciones y movimientos cada vez más armónicos.
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