EL JUEGO ES
EL DISFRAZ DEL APRENDIZAJE (Francisco Mora)
En esta excelente entrevista de Carlos Arroyo al neurocientífico Francisco
Mora encontramos algunas claves sobre la importancia de la educación infantil;
sobre la capacidad de centrar atención y sus tiempos neurológicos; sobre lo que
se graba, almacena y recupera y la mediación emocional; sobre la
relevancia de los aprendizajes ligados al juego y a las emociones que suscita;
sobre la importancia de permitir que los niños cometan errores y su potencial
de aprendizaje; sobre la trascendencia de una preparación excelente del
profesorado, también en los aspectos neurocientíficos pues implican el
desarrollo de un cerebro humano que tiene una enorme plasticidad, pero también
“ventanas plásticas”, "períodos sensibles" decía María Montessori,
que se abren y cierran en determinados periodos, fuera de los cuales los
aprendizajes que rigen son mucho más dificultosos; sobre la importancia de la
genética pero también, y fundamentalmente, del ambiente y sus condiciones.
Ofrecemos a continuación algunos extractos del texto:
Sostienes que un buen entorno de aprendizaje previo al colegio, hablándole
al niño, jugando, interaccionando, contándole historias… le facilita luego la
educación formal.
Sin duda. En el niño de pocos años se forman millones de sinapsis cada día,
pero eso no debe hacernos creer que si le empapamos de música clásica luego
será naturalmente músico. Eso no funciona de una manera tan mecánica. Lo que sí debemos hacer es dejar que el
niño juegue. No olvidemos que el juego es el disfraz del aprendizaje. Cuando un niño juega no está perdiendo
el tiempo, está aprendiendo. Pensemos
en un niño que tira el juguete, gatea y lo vuelve a coger, para volverlo a
tirar. No está perdiendo el tiempo, está grabando pre programas motores en
diferentes áreas del cerebro que le servirán para toda la vida. ¿Cómo si no
podría yo coger esta taza de té con total precisión y casi sin mirarla? Pues,
gracias a los juegos de cuando tenía dos años y tiraba los juguetes para volver
a cogerlos, entrené esos circuitos motores, los grabé en mi cerebro y ahora los
utilizo constantemente. A estas edades, lo más eficaz es jugar. Es esencial.
…Eso es lo que hace tan importante esa época, en la que parece que los niños
solo hacen ruiditos o movimientos torpes y, en realidad, lo están ensamblando
todo.
Por eso es tan importante la
educación. Y por eso sostengo que los niños deben empezar a aprender
en el parque, en la naturaleza… Aunque a algunos les suene extraño. Lo que
pretendo con la neuroeducación es mirar la evolución biológica y aprender de
ella para aplicarla a nuestros procesos educativos. Los abstractos, que son la
construcción de las ideas, vienen después de los primeros años, cuando el mundo perceptivo ha sido rico.
Los perceptos concretos permiten al cerebro construir los abstractos, gracias a
sus códigos. Es decir, para construir bien las ideas abstractas, los conceptos,
hay que construir antes los perceptos, los elementos básicos de la percepción. Los conceptos se adquieren desde muy
temprano, pero, en los dos primeros años, lo sensorial, lo concreto, los
perceptos son muy importantes para la construcción los futuros conceptos.
De ahí la gran importancia educativa del mundo real, de lo natural.
Sí, porque el niño capta la hoja que se mueve con el viento, el color
provocado por la luz que incide sobre ella de determinada manera… todo eso es
tan rico perceptivamente hablando… es riqueza pura para el aprendizaje en un
cerebro infantil. Y luego se plasma en la riqueza de sus abstractos.
…¿Crees que somos conscientes de eso?
Pienso que no. Porque no solo se trata de que un profesor sepa o no por donde
pasa este río. Es que un profesor mal preparado no parece ser consciente de su
responsabilidad de enseñar a un niño, de formarlo. Y recordemos algo esencial:
formarlo conlleva transformar física y químicamente su cerebro. Es como si con
lo que dices y lo que haces te metieras dentro de su cerebro y lo modificaras,
lo esculpieras, como el escultor con su cincel esculpe y construye una figura a
partir de una masa de mármol amorfa. Esa es una responsabilidad enorme, que no
parecen conocer algunos profesores, con grandes carencias y determinadas
actitudes. Y además, claramente no todo el mundo sirve para ser un buenescultor
de cerebros.
Dices que la secuencia de aprendizaje arranca con la emoción, se despierta
la curiosidad, se concentra la atención, el interés se mantiene y culmina con
el proceso de razonamiento y aprendizaje. ¿Cómo explicarías a un profesor que
la emoción es tan importante para aprender y no un eslogan psicológico?
Es sencillo: mejor con hechos que con palabras. Imagina a un profesor que
describe un árbol con su tronco, sus ramas, sus hojas… y, al cabo de cinco
minutos, se vuelve y encuentra a Pedrito despistado. Le riñe, tratando de
suscitar en él la atención que no ha conseguido con su relato. Piensa ahora en
ese mismo profesor en una situación ideal. Dice a los chicos: vamos a estudiar
la cebra. Nadie atiende. Pero abre la puerta del aula y entra una cebra. ¿Te imaginas
a los niños? ¿Cómo sería posible no sentir curiosidad? Los niños no se pondrían
a mirar por la ventana. Se comerían a la cebra con la mirada. La curiosidad
daría paso a una atención extremadamente intensa. Y eso dispararía
definitivamente el proceso de aprendizaje.
Extractos del texto, del artículo de Carlos Arroyo
3 de febrero 2014 del Periódico el País